domingo, 12 de diciembre de 2010

Dionyssos. Dios de las mujeres

Las Anthesterias  constituían un "culto mistérico cruento" cuyo protagonista era Dionysos, a quien Homero dedica también uno de sus himnos . El mito de Dionysos es complejo e intenso. Su núcleo está en el despedazamiento del dios, presentado como un niño "divino" ( con cuernos como el dios Pan)  rodeado de serpientes, devorado por las fauces de los Titanes, quienes hirvieron sus pedazos en una caldera, mientras un granado brotaba de la tierra donde había sido derramada su sangre; pero Rea (Cibeles) reconstruyó sus miembros y así vuelve a nacer, como en el mito de Osiris cuyo cuerpo destrozado también es reconstruido por Isis. Dionysos nace también dos veces: de su madre y del muslo de su padre.

El culto dionisíaco se extendió rápidamente por Grecia y todo el mediterráneo, África, Asia central, encontrando vestigios incluso en India. En analogía a los misterios Eleusinos ( en honor de la tríada Hécate-Demeter-Perséfone), los misterios Dionisíacos consistían en una celebración ritual para llevar al "iniciado" a un estado alterado de conciencia, que le permitira "ver" y esa visión es lo que le  transformará. Ambos misterios son , sobre todo, nocturnos aunque la gran diferencia es que en los misterios dionisíacos inicialmente solo estaba permitida la asistencia de mujeres.
En la mitología griega las Ménades son seres femeninos divinos estrechamente relacionados con el dios Dionysos, Baco para los romanos. 
Se sabe que el nombre Dionysos puede derivar de las palabras sánscritas Deva-nahusha, "el dios renovador" . Las primeras ménades fueron las "ninfas" que se encargaron de la crianza de Dionysos, que posteriormente fueron poseídas por él, y quien les inspiró una locura mística. 

En la Grecia primitiva existió una sociedad de mujeres, llamadas "Ménades", en referencia a la primigenias Menades del mito,  que se "formaban" de iniciación en iniciación. Esas iniciaciones se hallaban vinculadas, en su origen, con los cultos a las grandes divinidades femeninas:  Artemisa, Afrodita, Athenea, Deméter, las herederas de la Gran Diosa Madre del mundo antiguo , diosas de la naturaleza, la agricultura , la salud y los ciclos vitales…diosas de la sabiduría y la belleza, y también diosas vírgenes acompañadas de fieras, dominando la naturaleza salvaje. 
Todas ellas se acercan progresivamente y paralelamente al culto a Dionysos. Los pocos textos que describen a las mujeres que asistían a los misterios dionisíacos dicen que "el ritual iba acompañado de danzas frenéticas, acompasadas por la flauta, que pronto llevaban a las bailarinas al estado de trance y éxtasis, con la boca abierta, la nuca doblada, todo el cuerpo tenso y echado atrás, en estado de  "posesión". Seguían una procesión, a la luz de antorchas, a través de zonas boscosas. Las iniciadas y las de mayor experiencia llevaban la "nébrida", piel de cervatillo, animal sacrificado en el curso de alguna iniciación anterior" . También está descrito que algunas de esas iniciaciones exigían un tiempo de retiro en el bosque durante el cual las futuras iniciadas eran sometidas a pruebas. 
Esto las contrapone a las Bacantes o Basarides, mujeres mortales que emulan muy posteriormente a esas antiguas Ménades, que se dedican al culto de Dionysos. No hay unanimidad, sin embargo, en estas acepciones. En muchas fuentes Ménades y Bacantes son sinónimos, entendiéndose incluso por Bacante la acepción latina de Ménade.
Literalmente Ménades puede traducirse por "las que desvarían". Se las conocía como "mujeres en estado salvaje y de vida enajenada con las que era imposible razonar" . Se decía de ellas que vagaban en bandas rebeldes o Thiasoi por las laderas de las montañas. Los misterios de Dionysos, el dios de la vida , el misterio y la intoxicación, las llevaban a un frenesí extático. Dicen que "se permitían dosis de violencia, derramamiento de sangre, sexo, intoxicación y desenfreno"  Se las representa pictóricamente a menudo ataviadas con coronas de hojas de vid, vestidas con pieles de cervatillo, llevando el Thirsus, (del griego Thyrsoi, una vara con una piña en la punta y adornada con hiedra u hojas de vid) y danzando en el mundo salvaje. Se supone también que "llegaban a practicar en su éxtasis el esparagmos o desgarro de sus víctimas en trozos tras lo que ingerían su carne cruda".
Tanto las matronas como las doncellas subían en procesión a un monte solitario y durante unos días, sin contacto con hombre alguno, se lanzaban a un desenfreno místico sostenido por la ingesta de alcohol y/o plantas alucinógenas. Las madres que amamantaban aún a bebés no podían asistir.
El rito mistérico primitivo contenía muchos elementos salvajes y arcaicos, como despedazar a pequeños animales vivos y comerlos. Pero también mucho contenido de liberación erótica.  Eurípides cuenta que "pasaban noches enteras bailando desnudas, excitadas en un éxtasis no sólo alcohólico". Se suponía que dichas prácticas fomentaban la fertilidad, y las matronas ,que ejercían de sacerdotisas, proporcionaban alcohol y otros tóxicos a las mas jóvenes. Los rumores maledicentes ( probablemente propiciados por algunos esposos griegos contrariados)  afirmaban que las mujeres que participaban en los misterios dionisíacos recorrían los bosques insinuándose y lastimando a los hombres que encontraban. La danza de las ménades era el rito central de las ceremonias.
Todo ello tenía como objetivo que las mujeres obtuviesen el «entusiasmo» (que etimológicamente significa la "entrada de Dios") facilitando así que el espíritu del dios entrara en la iniciada. Las mujeres que creían que habían hecho el amor con Dionysos se consideraban afortunadas y protegidas.
Puede suponerse que las fiestas llamadas "agrionias" , de Beocia, eran quizá parte de las bacanales, ya que es muy sugerente el hecho de que también de ellas se diga que en ellas "se comía carne cruda". Las "agrionias" consistían en unos pequeños "misterios", en los que también sólo participaban mujeres. Éstas se congregaban de noche y aparentaban buscar al dios; al no encontrarlo, decían que estaba con las Musas. Acto seguido, las devotas iniciaban una orgía -baile, bebida e ingestión de carne sin cocinar-. Al término de este banquete ritual, se procedía a la revelación del contenido de los enigmas, quizá jeroglíficos sagrados procedentes del lugar de origen del dios, que formaban parte del repertorio litúrgico de los misterios.
Sacerdotisas, magas, seductoras y sacrificadoras sanguinarias de víctimas humanas, tenían sus santuarios en valles salvajes y remotos. ¿Por qué encanto sombrío, por qué ardiente curiosidad, las mujeres eran atraídos a esas soledades de vegetación lujuriante y grandiosa? Formas desnudas, danzas lascivas en el fondo de un bosque..., risas,  gritos y las bacantes se liberaban". En la estricta sociedad griega, en donde el papel femenino era casi el del nivel del esclavo, las esposas y viudas griegas tenían un único espacio propio en donde no se sometían a nadie: Los misterios Dionisíacos.
Esos mismos rumores críticos decían que "las bacantes domesticaban leones y panteras que hacían aparecer durante sus fiestas, amamantando a fieras pequeñas ; negandose a cocinar comían frutos del bosque y carne cruda…y al anochecer, con serpientes enroscadas en los brazos, se postraban ante la triple Hécate; después, en rondas frenéticas, evocaban al Dionysos subterráneo, de doble sexo y cabeza de toro". 
El misterio y el secreto también infunden temor, así , para no ser vigiladas y espiadas se decía : "!!desgraciado del extraño, desgraciado del sacerdote de Júpiter o de Apolo que venga a espiarnos! Será descuartizado!!”.
En cuanto al rito o la "amenaza" de despedazar animales, pudiera ser que fuera una representación de la historia de Dionysos devorado por los Titanes. Según la leyenda mitológica este hecho permitió a los titanes tener una chispa de divinidad dionisíaca. 
La celebración dionisíaca tenía lugar, tanto en Grecia , como mucho después en Roma, en una primera etapa ("Pequeñas fiestas dionisíacas") de diciembre (Rústicas) a febrero (Leneas), para culminar con las "Grandes Dionisíacas" en el plenilunio de la primavera europea, durante el mes de marzo. La culminación de ese culto dionisíaco tardío cambió notablemente, puesto que incluyó ya a hombres y mujeres y consistía, como en Eleusis, en una procesión y ceremonial en donde se "actuaba" la visión de la unión de la pareja mística constituida por Dionysos (o el sacerdote que lo representaba) y la esposa del rey de Atenas , Basillinna, tal como lo cuenta el mismo Aristóteles en su tratado sobre "La constitución de Atenas" . También Eurípides, en Las Bacantes, alude a esa visión luminosa, cuando después de hablar de las Ménades como "enfurecidas por el fuego divino", hace exclamar al Coro: "¡Ya veo!...¡Luz en las tinieblas!".

La celebración del culto mistérico de las Anthesterias en Roma,se conserva particularmente en los Annales, escritos por el historiador romano del siglo segundo antes de Cristo, Tito Livio.
Había anualmente numerosas fiestas y celebraciones en honor del dios. Las fiestas llamadas "Haloas" tenían lugar en Eleusis y en Atenas, y se celebraban en honor de Deméter (diosa de la agricultura), de su hija Koré-Perséfone, y de Dionysos, también Hades , esposo de Koré. Se ignora en qué consistían y cómo se desarrollaban, pero sin duda señalan la vinculación de Deméter y Dionysos. 
Dionysos, en los cultos esotéricos de Tracia, de Frigia y de la misma Hélade, era uno de los dioses del mundo infernal Dionysos-Hades, donde reinaba con su esposa Koré, hija de Deméter. Por ese aspecto del dios, se le conmemoraba en  las libaciones fúnebres.
Junto al culto mistérico de Dionysos, se desarrollaron también otros cultos, particularmente el de Orfeo, cuyo mito se funde con el de Dionysos, hasta el punto de que los rituales "órficos" tenían como protagonista "mistérico" a Dionysos.  Se supone que dichos rituales no desaparecieron completamente y se mantuvieron en la clandestinidad hasta bien entrada la Edad media , ya que se han encontrado imagenes en cerámicas  y pinturas medievales representando a las Bacantes. Partiendo de esta reflexión mitológica no nos resultará muy difícil observar que la descripción de la conducta de las Brujas y la celebración de un "Aquelarre", no difiere en exceso con la supuesta conducta de sus antepasadas las Bacantes. 

sábado, 4 de diciembre de 2010

EL CALDERO. Fragmentos del prólogo de C.G.Jung del I.Ching

"El caldero, como utensilio perteneciente a una civilización refinada, sugiere el cuidado y la alimentación de hombres capaces, lo que redunda en beneficio del Estado… Vemos aquí a la cultura en el punto en que alcanza su cumbre en la religión. El caldero sirve para ofrendar el sacrificio a Dios… La suprema revelación de Dios aparece en los profetas y en los santos. Venerarlos, es auténtica veneración de Dios. La voluntad de Dios, tal como se revela a través de ellos, debe ser aceptada con humildad."


"Una vasija en la que se brinda a los dioses las ofrendas sacrificiales, el alimento ritual para nutrirlos. Se concibe a sí mismo como un utensilio de culto destinado a proveer alimento espiritual a los elementos o fuerzas inconscientes ("agentes espirituales") que han sido proyectados como dioses -en otras palabras, destinado a prestar a esas fuerzas la atención que necesitan a fin de desempeñar su papel en la vida del individuo. En verdad, este es el significado primero de la palabra religio: una cuidadosa observancia y consideración (de relegere) de lo numinoso"




"Muy a menudo nuestras relaciones dependen casi exclusivamente de nuestras propias actitudes, si bien podemos no tener conciencia alguna de este hecho. Ocurre así que si un individuo es inconsciente de su papel en una relación, puede que ahí se esconda una sorpresa para él; contrariamente a su expectativa, puede aparecer él mismo como el agente principal, tal como el texto lo indica a veces en forma inequívoca. También puede ocurrir que tomemos una situación demasiado en serio y la consideremos de extrema importancia, en tanto que la respuesta que obtenemos al consultar al Yi Ching dirige la atención hacia algún otro aspecto insospechado implícito en la pregunta. Casos como éste podrían hacer pensar, por lo pronto, que, que el oráculo es falaz. Se dice que Confucio recibió una sola respuesta inapropiada, a saber el hexagrama 22, Lo Agraciado, un hexagrama que en toda su extensión tiene que con lo estético. Esto nos recuerda el consejo dado a Sócrates por su daimon: "Tú deberías hacer más música", a raíz de lo cual Sócrates empezó a tocar la flauta. Confucio y Sócrates compiten por el primer puesto en lo que se refiere a sensatez y a una actitud pedagógica frente a la vida; pero es poco probable que ninguno de los dos se ocupara de "conferir gracia a la barbita de su mentón" como lo aconseja la segunda línea de ese hexagrama. Desgraciadamente, la sensatez y la pedagogía a menudo carecen de gracia y encanto, y así es posible que, después de todo, el oráculo no se haya equivocado"

"El sujeto de este hexagrama es alguien que tropieza en su ascenso con toda suerte de vicisitudes, y el texto describe la forma en que debería conducirse. El Yi Ching se encuentra en la misma situación: se eleva como el sol y se da a conocer, pero es rechazado y no halla confianza: se lo ve "progresando pero apesadumbrado". Sin embargo, "uno obtiene gran felicidad de su antepasada". La psicología puede ayudarnos a dilucidar este pasaje oscuro. En los sueños y en los cuentos de hadas, la abuela, o antepasada, a menudo representa al inconsciente, ya que éste contiene en el hombre el componente femenino de la psiquis. Si el Yi Ching no es aceptado por la parte consciente, por lo menos el incosciente lo acepta a medias, y el Yi Ching está más estrechamente conectado con el inconsciente que con la actitud racional de la conciencia. Dado que el inconsciente a menudo aparece representado en los sueños por una figura femenina, tal puede ser la explicación en el caso presente. La persona femenina podría ser la traductora que ha brindado al libro sus cuidados maternales, y esto muy bien podría parecerle al Yi Ching una "gran felicidad". El Yi Ching anticipa la comprensión general, pero teme ser mal usado: "Progresa como una comadreja". Pero está atento a la advertencia:"No te tomes a pecho ganancia y pérdida". Permanece libre de "móviles no imparciales"."

"El Yi Ching insiste de un extremo a otro de su texto en la necesidad del conocimiento de sí mismo. El método que servirá para lograrlo está expuesto a toda clase de abusos; de ahí que no esté destinado a la gente inmadura y de mente frívola; tampoco es adecuado para intelectualizantes y racionalistas. Sólo es apropiado para gentes pensantes y reflexivas a quienes les place meditar sobre lo que hacen y lo que les ocurre- predilección que no debe confundirse con el morboso y rumiante cavilar del hipocondríaco. Como he señalado más arriba, no tengo respuesta para la multitud de problemas que surgen cuando tratamos de armonizar el oráculo del Yi Ching con nuestros cánones científicos aceptados. Pero, ni falta decirlo, nada "oculto" puede deducirse por raciocinio. Mi posición en estas cuestiones es pragmática, y las grandes disciplinas que me han enseñado la utilidad práctica de este punto de vista son la psicoterapia y la psicología médica. Probablemente en ningún otro campo tenemos que habérnoslas con tantas incógnitas, y en ninguna otra parte nos acostumbramos tanto a adoptar métodos que resultan operantes aun cuando por largo tiempo acaso ignoremos por qué son operantes. Pueden darse curas inesperadas ocasionadas por terapias cuestionables, e inesperados fracasos ocasionados por métodos presuntamente seguros. En la exploración del inconsciente nos topamos con cosas sumamente extrañas, de las que el racionalista se aparta con horror, asegurando luego que no ha visto nada. La plétora irracional de la vida me ha enseñado a no descartar nada jamás, aún cuando vaya contra todas nuestras teorías (de tan breve perduración en el mejor de los casos) o bien no admita ninguna explicación inmediata. Esto, naturalmente, resulta inquietante, y uno no sabe con certeza si la brújula está apuntando bién o no; pero la seguridad, la certidumbre y la paz no conducen a descubrimientos. Lo mismo ocurre con este método chino de divinación. Es obvio que la finalidad del método es el conocimiento de sí mismo, aun cuando en todas las épocas también se lo ha usado en un sentido supersticioso".

"Yo, por supuesto, estoy absolutamente convencido del valor del autoconocimiento, pero ¿tiene algún objeto recomendar semejante introvisión cuando los hombres más sabios a través de las edades han predicado sin éxito su necesidad? Aun para la mirada más prejuiciosa resulta obvio que este libro representa una larga exhortación a una cuidadosa indagación de nuestro propio carácter, actitud y motivaciones. Esta posición encuentra resonancia en mí y me indujo a emprender el prólogo. Antes, en una sola ocasión había manifestado algo en relación con el problema del Yi Ching: fue en un discurso conmemorativo en homenaje a Richard Wilhelm. Fuera de esto, he mantenido un discreto silencio. No es nada fácil percibir cuál es nuestro propio camino para penetrar en una mentalidad tan remota y misteriosa como la que subyace en el Yi Ching. No se puede dejar de lado sin más a espíritus tan grandes como Confucio y Lao Tse, por poco que uno sea capaz de apreciar la calidad del pensamiento que ellos representan; mucho menos es posible pasar por alto el hecho de que el Yi Ching constituyó para ambos su fuente principal de inspiración. Sé que anteriormente no me hubiera atrevido a expresarme en forma tan explícita sobre una cuestión tan incierta. Puedo correr el riesgo porque estoy ahora en mi octava década y las cambiantes opiniones de los hombres ya apenas me impresionan; los pensamientos de los viejos maestros tienen para mí mayor valor que los prejuicios filosóficos de la mente occidental".


"Sometí dos preguntas al método de azar representado por el oráculo de las monedas; la segunda de ellas, después de haber escrito mi análisis de la respuesta a la primera. La primera pregunta estuvo dirgida, por así decir, al Yi Ching: ¿qué tenía que decir sobre mi propia acción, es decir sobre la situación en que yo era la persona actuante, la situación descrita por el primer hexagrama que obtuve? A la primera pregunta el Yi Ching respondió comparándose con un caldero, una vasija ritual que requiere una renovación, una vasija que solo contaba con una dudosa atención por parte del público. La respuesta a la segunda pregunta fué que yo había caído en una situación dificil, ya que el Yi Ching, representaba un foso profundo y peligroso lleno de agua, en el que uno podía fácilmente atascarse en el fango. Sin embargo, resultó que el foso era un viejo pozo que solo requería ser renovado para que se lo pudiera usar nuevamente con fines útiles.
Estos cuatro hexagramas tienen unidad temática en lo fundamental (vasija, foso, pozo) y, en lo que concierne a su contenido intelectual, parecen tener sentido. Si un ser humano hubiese dado tales respuestas, yo, como psiquiatra, habría tenido que declararlo mentalmente sano, por lo menos sobre la base del material presentado. Por cierto que no hubiera sido capaz de descubrir ningún elemento de delirio, idiotez o esquizofrenia en las cuatro respuestas. En vista de la extrema vejez del Yi Ching y de su origen chino, no puedo considerar anormal su lenguaje arcaíco, simbólico y florido. Por el contrario hubiera tenido que felicitar a esta persona hipotética por el alcance de su percepción de mi inexpresado estado de duda. Por otro lado cualquier persona de mente aguda y flexible puede dar vuelta toda la cuestión y mostrar cómo he proyectado mis contenidos subjetivos sobre el simbólismo de los hexagramas.
Semejante crítica aunque catástrofica desde el punto de vista de la racionalidad occidental, no afecta la función del Yi Ching. Por el contrario, el sabio chino me diría sonriendo: " ¿No ve usted lo útil que es el Yi Ching, al hacer que usted proyecte sobre ese abstruso simbólismo pensamientos hasta ahora inadvertidos? Usted podía haber escrito su prólogo sin advertir para nada la avalancha de mal entendidos que el mismo podía desencadenar".




"Como si fuera una parte de la naturaleza, espera hasta que se lo descubra. No ofrece hechos ni poder, pero para los amantes del autoconocimiento, de la sabiduría- si los hay- parece ser el libro indicado. Para alguno su espíritu aparecerá tan claro como el día; para otro, umbrío como el crepúsculo; para un tercero, oscuro como la noche.
Aquel a quien no le agrade no tiene por qué usarlo, aquel que se oponga a él no está obligado a hallarlo verdadero.
Dejémoslo salir al mundo para beneficio de quienes sean capaces de discernir su significación."  C.G.Jung
   

viernes, 3 de diciembre de 2010

La tríada griega: Hécate, Demeter, Perséfone,

Hécate , en griego antiguo : Ἑκάτη Hekátē o Ἑκάτα Hekáta fue originalmente una diosa de las tierras salvajes y los partos, nacionalizada primero en la Grecia micénica o en Tracia , pero originada entre los Carios de Anatolia, la región donde se atestiguan la mayoría de sus nombres teofóricos, como Hecateo o Hecatomno, y donde Hécate permaneció como "La Gran Diosa" hasta tiempos históricos, en su inigualable lugar de culto en Lagina .
W. Berg señala que «dado que los niños no son bautizados en honor de espectros, es seguro asumir que los nombres teofóricos carios que incluyen hekat- aluden a una deidad importante libre de los oscuros y desagradables lazos con el inframundo y la brujería que tuvo Hécate en la Atenas clásica.».
 Los monumentos a Hécate en Frigia y Caria son numerosos pero tardíos. Los cultos populares que la veneraban como diosa madre hicieron que fuese integrada en la mitología griega. En la Alejandría ptolemaica terminaría adquiriendo sus connotaciones de diosa de la hechicería y su papel como «Reina de los Fantasmas», bajo cuyo aspecto triplicado fue transmitida a la cultura post-renacentista. Uno de sus aspectos es representado en la Trivia romana.
Las inscripciones más antiguas se han encontrado en Mileto , cerca de Caria (nombre de una antigua región histórica situada al sudoeste de la actual Turquía) , donde Hécate era una protectora de las entradas ( también la entrada al inframundo). Se la representa frecuentemente como una anciana.

Deméter , en griego antiguo Δημήτηρ o Δημητρα, " Diosa madre" o quizás "madre nutridora",  es la diosa griega de la agricultura , diosa de la tierra y las cosechas y protectora de los ciclos naturales. Se la veneraba como la «portadora de las estaciones » siendo citada en un himno homérico, en donde se sugiere que ya era adorada mucho antes de la llegada de los Olímpicos. El himno homérico a Deméter ha sido datado sobre el siglo VII a. C. Junto a su hija Perséfone ( La Koré, que significa la virgen, la doncella, la "mujer joven")  eran los personajes centrales de los "Misterios eleusinos" que también precedieron al panteón olímpico. Cuando se le dio a Deméter una genealogía, se dijo que era hija de Cronos y Rea, y por tanto hermana mayor de Zeus. Deméter y Koré solían ser invocadas como "to theo"." las dos diosas", y así aparecen en las inscripciones en tiempos pre-helénicas. Es bastante probable que existiese una relación con cultos a diosas semejantes de la Creta minoica.
Perséfone ( La Koré ) 
Hija de Zeus y de Démeter. 
Hades ( Plutón) , dios del mundo inframundo , se enamoró de Perséfone y quiso casarse con ella. Aunque Zeus dio su consentimiento, Démeter era contraria a la boda. 
Entonces, Hades raptó a la muchacha mientras estaba recogiendo flores y la llevó a su reino. Cuando salió en busca de su hija perdida,  Démeter quedó desolada y la tierra dejó de dar frutos. Los humanos morían de hambre y reclamaron a Zeus. 
Por este motivo, Zeus envió a Hermes, mensajero de los dioses, para que recuperara a Perséfone y la devolviera a su madre. Antes de dejarla ir, Hades le pidió que comiera un grano de granada, el alimento del espíritu y símbolo de fecundidad femenina. 
De esta manera, Perséfone ya nunca mas vuelve a ser la Koré, y se vio obligada a volver ciclicamente al submundo y permanecer allí durante la tercera parte de cada año. Como diosa de los muertos y como diosa de la fertilidad de la tierra, Perséfone era la personificación de la renovación de la tierra en primavera.
Los misterios eleusinos se celebraban en  honor de este mito de transformación.